Hace más de una semana que acabó el «XIV Congreso Nacional de AETR» en Oviedo. Recuerdo mi primer congreso, hace 11 años, en Jerez. Volví con una motivación extra para llevar ideas a mi hospital.

¿Qué me he traído de Oviedo? Pues un poco de todo. He conocido a dos técnicos que han hecho muy agradable mi estancia allí. Gracias chicas. Hemos compartido nuestra experiencia diaria en los ratos de comida y café. También me he traído una sensación de falta de capacidad para debatir. Cada una expone su idea y si la de otra persona no es la misma, se entra fácilmente en el enfrentamiento. Esto no enriquece.

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En una mesa se habló de la propuesta de la Universidad de Barcelona de implantar el grado. Eché de menos más debate constructivo. Me pareció que nos faltan líderes propios dentro de los servicios y dentro del colectivo, voces expertas a las que nos guste seguir para avanzar. Escribirlo ahora me ayuda a reflexionar sobre ello y creo que algo que condiciona nuestro desarrollo profesional de una manera determinante es que faltan técnicos en los organismos que toman decisiones que nos afectan, como la de implantar el grado. Allí había compañeras que opinaban que para qué estudiar 4 años si lo podemos hacer en 2. Pues yo creo que estamos excluidas de muchos foros, organismos y comités precisamente por esto, por escasez de formación.

El lema era «humanización y tecnología». Se ha hablado poco de la humanización en radiología, sí, se ha hablado de la humanización en la UCI, pero y nosotras, ¿qué estamos haciendo? No sé si alguna persona de las asistentes hizo algo diferente al llegar a su servicio el lunes siguiente.

Hubo charlas muy interesantes, una médico resumió sus lecciones aprendidas de Henry March sobre ética de la humanización, un psicólogo habló sobre recursos para la atención a pacientes con diferentes necesidades sociales y quiero destacar la charla de un químico y divulgador científico sobre tecnología al servicio de la humanidad por ser especialmente motivadora cuando se refirió a Hugh Herr.

De este congreso no he vuelto con tantas ideas, pero más reflexiva y me planteo una pregunta: ¿qué tenemos que hacer para mejorar nuestra formación y nuestra capacidad docente?

De Oviedo también me he traído unos dulces riquísimos y unos paseos muy agradables por sus hermosas calles.

Como siempre, iba a despedirme con «un abrazo», pero como quiero tener un desprendimiento de rutina, hoy os mando un beso.

Irene